Ares el dios de la guerra gozaba de una pésima reputación, su violencia desmedida y su sed de sangre hacían que el dios fuera muy temido por los mortales pero repudiado por los dioses, hasta Zeus su propio padre no tenía simpatía por el dios de la guerra eligiendo a Atenea diosa de la sabiduría y de la guerra estratégica como su preferida, sin embargo existía una diosa que no podía resistir al estilo impetuoso y la forma del chico malo del dios de la guerra, ésta era Afrodita la diosa del amor.
Ares poseía un porte atlético perfecto y su belleza era asombrosa, a los ojos de Afrodita contrastaba con el dios Hefesto, señor de las forjas y marido de la diosa del amor que era un dios de aspecto grosero e incluso era lisiado debido a su caída del olimpo cuando era apenas un bebé.
Hefesto intentaba proveer todas las necesidades materiales de su esposa construyendo de palacios y cubriéndola de joyas pero este también era un marido muy ausente, Hefesto pasaba largos periodos lejos de su esposa.
Cuando partió para su poderosa fragua que quedaba dentro del volcán Etna, cansada de su soledad la fogosa diosa del amor oye la llegada de Ares que había regresado de otra de sus guerras, al ver a este hermoso dios cubierto de sangre queda estremecida y se pronuncia a ayudarle a limpiar toda esa sangre.
Ares queda asombrado pues a mucho tiempo ninguno de los habitantes del olimpo se prestaba a ofrecerle la menor cortesía, la insinuante Afrodita comienza a dar inicio a su ritual de seducción, el pobre Ares no tuvo la menor oportunidad contra los poderes del amor, escondidos los dioses tuvieron una noche de intenso amor y de este día en adelante siempre que Hefesto se alejaba para trabajar Ares visitaba a Afrodita en su lecho conyugal.
Para evitar que fuesen avistados por Helio la personificación del sol y el mayor chismoso entre las divinidades, Ares incumbe a Alectrion aguardar la puerta de la habitación de Afrodita y avisar si el sol se aproxima.
Hipnos el dios del sueño ya había percibido que algo extraño estaba sucediendo entre la pareja pero no quería ser calificado como fisgón pero interviene provocando un sueño irresistible en Alectrion, este cae en el sueño y no ve el sol acercarse, al despertar y ver que ya es día furioso con Alectrion lo transforma en un gallo y de este día en adelante Alectrion nunca más dejó de gritar justo antes del sol surgir.
El dios Helio le contó a Hefesto todo lo que vio, este se negó a creer en la traición de su esposa pero desconfiado resolvió tramar una trampa: “Mi amada esposa tengo un gran trabajo por realizar y me ausentaré por una semana”.
Tan solo Hefesto dar la espalda para que Ares invadiera el hecho de su esposa, sin embargo esta vez la pareja de adúlteros no escaparía impune, el dios de las forjas había confeccionado una red tan fina que parecía invisible y la colocó sobre la cama y así Hefesto capturó a la pareja en flagrante.
El dios traicionado a los gritos llamó a las demás divinidades para presenciar tan vergonzosa escena: “Vean a estos traidores capturados en una situación tan vergonzosa y de mi poderosa red jamás podrán librarse y permanecerán aprisionados como castigo”.
Hermes miró a apolo y le dijo parece que Ares decidió dedicarse a otro tipo de batalla digamos que de un tipo más cuerpo a cuerpo entre todos los castigos ya creados por los dioses quedarse unido a Afrodita ciertamente debe ser algo insoportable pobre Ares todos los dioses comenzaron a reírse avergonzado y humillado Hefesto decide repudiar a su esposa y así el divorcio estaba consumado.
De la unión de Ares y Afrodita nacieron Deimos, Fobos y la bella Armonía.