Hades es conocido como el dios del inframundo después de la victoria de los dioses olímpicos sobre los titanes. El mundo se dividió entre los tres dioses hermanos: Zeus gobernaría sobre el cielo, Poseidón sería el señor de los mares y Hades gobernaría sobre el inframundo, donde el dios reinaría soberanamente junto a Perséfone, su esposa.
El dominio de Hades era conocido como el reino de los muertos, porque allí era donde iría el alma de los muertos. El inframundo estaba dividido en tres territorios: el Tártaro, donde irían las almas injustas y criminales; allí, figuras como Sísifo, Tántalo y Dicción cumplen su eterno castigo impuesto por los dioses. También es en el Tártaro donde los poderosos titanes están atrapados, atrapados en un pozo en las regiones más profundas del Tártaro.
Los Campos de Asfódelo, por otro lado, son el lugar donde las almas no cometieron grandes crímenes y no alcanzaron la gloria. Este era un lugar bastante oscuro donde las almas vagaban sin rumbo y eran condenadas al olvido. Mientras que los Campos Elíseos estaban donde se dirigían las almas de los héroes y las personas justas y honestas.
La forma más segura de acceder a los Campos Elíseos es hacer grandes cosas que, por regla general, requieren audcia y gran coraje. En este hermoso lugar, las almas gozaban de alegría constante. Pero el acceso al inframundo no es tan simple: solo morir no es suficiente, es necesario que el cuerpo haya recibido los rituales funerarios adecuados.
En el cadáver se colocaba una moneda entre los dientes o sobre los ojos. Esta moneda era indispensable para el pago a Caronte, el barquero. Después de los rituales funerarios, el dios Hermes llevaba su alma al borde del río Aqueronte, donde el barquero Caronte esperaba cruzar el alma hacia la otra orilla. Sin embargo, Caronte sólo llevaba a las almas que le entregaban la moneda que fue enterrada junto con el cuerpo como pago.
Las almas de aquellos que no estaban enterrados o que no tenían la moneda para el barquero se verían obligadas a pagar por la orilla del río durante 100 años hasta que se les permitiera cruzar al otro lado. En la otra orilla estaba Cerbero, el perro de aves, que protegía el acceso al reino de su amo. No impedía la entrada a las almas que llegaban, pero era implacable con las que intentaban salir.
Ya dentro del dominio de Hades, las almas esperaban su juicio que sería realizado por los tres jueces del inframundo: Vinos, el ex rey de Creta; su hermano Radamanto; y Heaquí. Después de que a des escuchar a la decisión de los jueces, ni siquiera sé usted ni a el poder de alterarla.
El reino del inframundo era cortado por varios ríos, entre ellos el Aqueronte, Flegetonte, Lete, Cocito y Steel. Este último fue famoso por los juramentos de los dioses, pues jurar por el Steel ya sería el voto más sagrado en el mundo griego, por lo que sería una promesa inquebrantable. El reino de Hades es un lugar oscuro, pero lo que más temían los griegos no era solo los posibles castigos, sino la posibilidad de ser olvidados por completo después de la muerte.